08 abril, 2011

Las desconocidas «Fuerzas Libres del Interior»

Las FLI constituyeron —tras la desarticulación de prácticamente todo el entramado comunista de Valladolid en 1942— la formación de grupos de resistencia armada en la ciudad en 1946, de la mano de Luis Redondo Crespo y Florencio Pascual Sinovas. El impulso clandestino se origina tras las noticias que se consiguen captar de los avances y victorias aliadas en el campo de batalla contra los nazis, y, junto a los miembros organizadores de la UGT, numerosos militantes de este sindicato y excarcelados de las prisiones, también se adhirieron miembros del PCE. La fuerte represión policial hacía caer una y otra vez las células clandestinas, y hasta el año 1948 se sucedieron los intentos. En ese mismo año se puede decir que las FLI dejarían de existir. Militantes históricos como Mariano Pérez «El Pescadilla», Chicote, Castro, Santajuliana o Domingo Somoza fueron descubiertos. La finalidad primera de la organización era combatir al fascismo con los medios y armas que tuvieran a su alcance, y enlazar con tantas organizaciones como quisieran unirse en la lucha.

Con más de sesenta miembros, inician su enfrentamiento particular al régimen, y un número importante de ellos trabajaban en el Cuartel de la Maestranza de Artillería de La Rubia. Las acciones, arriesgadas en exceso al ser Valladolid una ciudad controlada exhaustivamente por la policía, apenas consistieron en reparto de propaganda, pegada de carteles advirtiendo a los militares de las consecuencias, así como pidiendo la vuelta de la República o la lucha contra Franco. También realizaron pintadas en autobuses y lanzaron panfletos con noticias de los avances aliados. Su optimismo con esta última cuestión era tal, que pronosticando la caída de Franco tras Hitler y Mussolini, se disponían a redactar un edicto para la constitución de un Comité Provincial, con la entrada de todas las organizaciones antifascistas, y con la orden de eliminación física de los represores que tuvieran las manos manchadas de sangre, así como contra los golpistas vallisoletanos.

Llegaron a contar con armas y explosivos (en su mayor parte antiguas y no operativas), pero de una manera más simbólica que real, y de autoafirmación en la lucha antifranquista, que para realizar acciones armadas... cosa que nunca efectuaron. También confeccionaban propaganda con material de imprenta, todo ello sustraído del cuartel donde trabajaban varios de ellos. El PCE no vio nunca con buenos ojos el impulso violento que se intentaba trasladar a las fuerzas que se les unieran, y no participaron con entusiasmo como organización, aconsejando incluso a sus militantes no participar. No obstante varios miembros comunistas del partido entraron dentro de las estructuras. Finalmente, y sin mucho más que las pocas acciones políticas realizadas (no por ello menos peligrosas), en enero de 1948 la pescadería de Mariano Pérez es registrada. El material que uno de los fundadores, Luís Redondo, ocultó en ella, fue descubierto. Tras la entrada policial en casa del propio Luís, se incautaron también de toda la documentación. Cayeron 36 miembros de las FLI, junto a 16 comunistas relacionados con ellos.

Fuentes:
• “La vida en gris. Valladolid durante el primer franquismo”. Ignacio Martín Jiménez
• Archivo de la Delegación de gobierno de Valladolid. Fondo gobierno Civil. Caja DA-10.
• El mundo. “oposición clandestina: Fuerzas Libres del Interior” 16 y 17 enero 2001.
• La Unión General de Trabajadores en Castilla y León (1888-1998): historia de un compromiso social. Redero San Román (Ed.).


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